En una entrevista de trabajo hay una serie de factores que pueden ser determinantes para que nos tengan en cuenta en los siguientes procesos de selección de personal o nos descarten inmediatamente. En artículos anteriores te explicábamos cómo debías redactar tu curriculum vitae, tu carta de presentación e incluso te aconsejábamos una pequeña guía de estilo a la hora de escoger el vestuario más adecuado para esa importante cita.

Ahora es el momento de explicarte cómo debe comportarse tu cuerpo a lo largo de la entrevista. El lenguaje corporal es algo que debes tener muy en cuenta, ya que los equipos encargados de selección de personal se fijan en muchos detalles que a nosotros nos pueden parecer poco importantes.

La manera de saludar y de despedirse, la postura o tus gestos o incluso si tienes algún pequeño tic o manía, pueden influir en la decisión de los entrevistadores. Empecemos por el principio, tu saludo debe ser un firme apretón de manos, no importa que sea hombre o mujer. Como es lógico en una entrevista de trabajo bajo ningún concepto debes dar dos besos a la persona que te va a hacer la entrevista.

Aunque resulte difícil hay que parecer relajado y tranquilo, si lo necesitas tómate una valeriana o una infusión antes de acudir a la cita. Mantén una actitud positiva, escucha de forma activa, asintiendo de vez en cuando, sonríe cuando la ocasión lo requiera y por supuesto adopta una postura correcta al sentarte.

Es muy importante mirar a los ojos del entrevistador, da una mayor sensación de confianza y seguridad en uno mismo. Evita en la medida de lo posible jugar con cualquier objeto que tengas cerca, como el bolígrafo, tu anillo o cualquier otra cosa que pueda poner nervioso a tu interlocutor y desvele tu ansiedad.

Al finalizar la entrevista devuelve el apretón de manos, no importa que la persona que te haya entrevistado se haya mostrado muy cercana a ti o haya tenido una actitud muy amistosa, hay que guardar siempre la compostura, no estropees lo que hasta ahora ha ido bien.