
Hay estudiantes que ya desde los niveles de la Educación Secundaria Obligatoria (ESO) o, incluso antes, tienen muy clara la profesión que quieren ejercer cuando terminen sus estudios, por lo que no tienen ningún problema a la hora de elegir la carrera que quieren estudiar. Otros, sin embargo, no saben qué quieren estudiar o hacer o tan sólo tienen una ligera idea, aunque no están muy convencidos de que eso sea a lo que realmente quieren dedicarse.
Para estos últimos, en los Institutos se realiza el denominado Test de Orientación Vocacional, que permite a los estudiantes reflexionar sobre sus gustos, habilidades, aptitudes y áreas de conocimiento que más les atraen para ayudarles en la elección de los estudios, algo que no siempre resulta fácil debido a la gran oferta educativa que existe en este momento.
En la elección de la carrera intervienen muchos factores y se busca sobre todo que faciliten la incorporación al puesto de trabajo una vez hayamos finalizado los estudios. Sin embargo, la vocación sigue siendo un elemento muy importante a la hora de realizar la elección, porque seguirla permite que llevar a cabo estudios universitarios o de Formación Profesional y desarrollar posteriormente la carrera profesional sea una actividad mucho más agradable y que nos permita sentirnos más realizados.
Los test de orientación vocacional son, como su nombre indica, orientativos, por lo que sirven como referencia a la hora de elegir estudios, pero no debemos considerarlos nunca como una imposición que nos obligue a desechar otras posibilidades.
Estos tests los podemos realizar en los Institutos aunque en Internet también podemos encontrar algunos de ellos, que nos ayuden a orientarnos vocacionalmente, como son pueden ser el test de Holland, que nos permite clarificar nuestros gustos y habilidades o el Inventario de Intereses de Hereford, entre otros, aunque los recursos de la red son muy numerosos.








