
Cualquier profesor, a lo largo de su carrera profesional se ha encontrado con alumnos conflictivos, estudiantes que tienen el poder de influir en el resto de la clase de forma negativa, impidiendo casi por completo que el docente pueda desarrollar su clase con normalidad, y teniendo que dedicar gran parte del tiempo lectivo a lograr que este alumno o alumnos presten atención y dejen de distraer o molestar al resto del alumnado.
Lo que no debemos hacer nunca es enfrentarnos a él abiertamente o dejar que nos controle la clase. Si tenemos un programa, deberemos seguirlo, y si él muestra sus objeciones o dice que la clase es aburrida no debemos tomarlo como una crítica personal, sino como una provocación que deberemos ignorar.
Lo que no deberemos hacer nunca es como si no hubiera ocurrido nada. Si lo hacemos así, creará en el alumno una sensación de impunidad que le llevará cada vez a aumentar más el conflicto para lograr una reacción por nuestra parte.
Lo primero que deberemos hacer es decidir cómo vamos a manejar la situación, y si para ello debemos detener la clase, lo haremos. Si queremos hablar con el alumnos para resolverlo, deberemos esperar hasta estar más calmados, ya que si volcamos nuestra ira contra él, probablemente su conducta empeorará.
También es necesario tener en cuenta que cada alumno es diferente, por lo que no hay recetas que puedan aplicarse para todos, por ello lo más importante será hacer un análisis diferenciado de cada caso. Una vez hecho eso, que podemos hacer nosotros mismos o en colaboración con el psicólogo del centro, podemos intentar transformar la actitud negativa en positiva, intentando reforzar aquellos comportamientos que más motivan a los alumnos.
Si te ves desbordado, pide ayuda. Todos los profesores han pasado por una situación similar, por lo que tus compañeros podrán ofrecerte ayuda para afrontar dichos alumnos










1 comentario
buena sugerencia… aunque estaría mejor si se explicaran algunos ejemplos. y se colocara bibliografía para informarnos más.