
¿Es igual de efectiva la formación online que la presencial? Una pregunta que se plantean alumnos y formadores a menudo. Podríamos decir que ambas modalidades cuentan con innumerables ventajas. Lo ideal sería complementarlas y extraer lo mejor de ambas. Además, dependerá del campo de formación a estudiar.
La formación online ya es una realidad que supone el 16% de la oferta total española, aunque resulta aún mucho menos popular que en países como Estados Unidos. Esta modalidad ha mejorado muchísimo gracias a las posibilidades brindadas por las nuevas tecnologías. No podemos hacer otra cosa que sacarle partido, lo que no significa que haya que prescindir totalmente de los cursos o talleres impartidos en persona.

Las ventajas de una lección presencial son las siguietnes:
– No existe esa barrera producida por las tecnologías. La comunicación con el profesor es directa, se puede interactuar con él al momento sin esperas, existe el factor de la comunicación no verbal. Una formación online es más fría, más vacía.
– El alumno se muestra más activo. Participa y expone dudas. Si la clase no es privada, se puede aprender de las preguntas de otros estudiantes.
– Socialización. Ligada con la razón anterior, una clase presencial es más amena y divertida porque se interactúa, no ya con el formador, sino con otros compañeros. Muchas personas se sienten más motivados si tienen la obligación de arreglarse, salir de casa y ver a otras personas, que si se permanecen en casa en soledad. Además, la posibilidad de formar una cartera de contactos para el futuro laboral es mucho mayor.
– Obligatoriedad. En la formación online, el alumno organiza su tiempo, lo que puede dar lugar a que posponga el estudio para realizar otras tareas. El carácter “imperativo” de una clase presencial crea un hábito gracias al cual el estudiante acude asiduamente y consigue así un aprendizaje continuo.
– Falta de distracciones. Cuando uno estudia por libre puede distraerse con facilidad o pausar el aprendizaje para realizar otras tareas. El tiempo de la clase presencial es completo.
Sin embargo, los defensores de la modalidad online defienden:
– Precisión. Mientras que las palabras pueden ser interpretadas de diferentes maneras y el profesor las dice espontáneamente, un documento escrito subido a Internet está pensado y repasado. La información se encuentra ya preparada para ser aprendida.
– Flexibilidad. El alumno puede organizarse como quiera para aprender cuando tenga tiempo o tareas menos urgentes. Para que la formación online tenga éxito, el alumno debe tener constancia.
– Ahorro en tiempo y en costes. La formación online es más barata. Además, no perdemos tiempo en desplazarnos a ningún centro específico.

A pesar de estas ventajas en algunos campos de estudio aún se hace necesaria, al menos, una parte de formación presencial para que esta sea verdaderamente efectiva. Es el caso de los cursos de idiomas. Aunque el alumno pueda ver vídeos con subtítulos, escuchar conversaciones, leer, etcétera, de forma online, en una clase presencial ganará en fluidez hablando con otras personas y habrá un profesor para escuchar y corregir.
Otras alternativas que suplen estas carencias son las clases online a través de plataformas de chat por vídeo, pero se pierde en socialización. Para los cursos que enseñan algo práctico (cocina, baile, formación profesional…) es, todavía hoy, más recomendable asistir a las clases en persona, pues verlo en directo suele ser más eficaz que seguir un vídeo, gráfico o texto con indicaciones.










