
Cada año son muchos los niños que se ven obligados a hacer frente al fracaso escolar. Éste unas veces les supone tener que pasar al curso siguiente con algunas asignaturas pendientes del curso anterior, pero lo más habitual es que le suponga tener que repetir curso, experiencia que puede ser traumática tanto para el alumno como para la familia. Para evitar que sea así, existen algunas pautas que nos pueden ayudar a superar este fracaso y lograr que sea una experiencia, si no positiva, al menos sí de ayuda al estudiante.
El primer paso es analizar cuál es el origen de dicho fracaso escolar. No basta con decir que el niño no estudia, o que es un vago, sino que se deben profundizar en las causas de esa conducta. Puede que tenga problemas para concentrarse, que no se sienta motivado por el estudio, que esté deprimido o que sufra algún trastorno del aprendizaje.
Sea cual sea la causa, dependiendo de ella deberemos aportar una solución específica para ella.
También es habitual que aparezca el sentimiento de culpa, bien culpando al hijo por su falta de dedicación o culpándose los padres por el fracaso escolar del niño. Sin embargo, hacer esto no ayudará al niño ni a la familia. Debemos también analizar los hábitos de estudio del niño, el clima que existe en la familia en torno al estudio, la dedicación que se le da al niño, sin buscar culpabilidades, sino examinando en qué aspectos se puede mejorar, cuáles es necesario reforzar, etc.
Es importante también que ayudemos al niño a mantener su autoestima sana, ya que habitualmente se ve dañada por este fracaso, incluso aunque al niño parezca no importarle. Esta autoestima será el punto de partida que le permitirá superar el fracaso en el futuro.










