
Los profesores tienen la difícil tarea de estimular a sus alumnos para que se interesen por aprender cosas nuevas, además de saber explotar al máximo sus cualidades, solucionando sus posibles debilidades y resolviendo dudas.
Es un trabajo complejo, especialmente cuando los estudiantes son adolescentes y todavía no son conscientes de la importancia de una buena educación. O en el caso de alumnos con problemas psicológicos, trastornos o enfermedades mentales, o personas en riesgo de exclusión social.
























































