La importancia del juego en el aprendizaje del niño
Cuando somos niños, dedicamos una gran parte de nuestro tiempo a jugar. Esta actividad, además de servirnos de entretenimiento, también es una manera de ensayar nuestra vida como adultos, ya que en los juegos se representan roles que el niño ve desempeñar a sus mayores. Además se desarrollan las relaciones interpersonales, haciendo así que el juego sea un instrumento imprescindible para la maduración emocional, intelectual y social del niño.

Pero además, durante el juego, el niño aprende sin casi darse cuenta. La plasticidad de su cerebro les permite asimilar información de forma mucho más rápida que un adulto, favoreciendo el desarrollo de su potencial intelectual, al tiempo que su imaginación.

Si además compartimos sus juegos con nosotros, también vamos a ayudarles a estimular su creatividad, y al mismo tiempo conocerles más sabiendo cuáles son sus gustos, sus preferencias, sus habilidades… al mismo tiempo, el juego nos puede dar información sobre si existe algún problema en el desarrollo del niño, miedos, fobias, etc.

Cuando los niños juegan, ya sea en casa, en el parque o en cualquier otro entorno, no debemos intervenir, a menos que el niño vaya a realizar alguna actividad que pueda entrañar peligro. Debemos dejarle que juegue con los materiales que quiera, ya sea tierra, piedras, pinturas, etc., sin intentar dirigir en ningún momento su actividad. Sí podemos sugerir acciones o tareas, pero nunca querer nosotros llevar la voz cantante en el juego.

Dado que los niños introducen en el juego conductas que observan en los adultos, también es bueno que les permitamos compartir tareas que realizamos nosotros, como lavar el coche, limpiar, cocinar o cualquier otra que no entrañe peligro para ellos. De ese modo, ellos integrarán dichas conductas en el juego, dándole mayor variedad y complejidad.