
Llega el verano y, como cada año, crece desaforadamente nuestro deseo de aprender inglés. Y digo inglés porque parece ser la asignatura pendiente de todos (o casi todos) los españoles, pero podría extrapolarse a cualquier otro idioma.
Aprovechando los meses estivales, más desocupados por las vacaciones, soin muchos los que buscan un curso intensivo de idiomas para matricularse, con el objetivo de recuperar el tiempo perdido durante el año. Ahora bien, aunque la idea no tiene por qué ser descabellada, hemos de ser conscientes de que en un mes no vamos a aprender un idioma, ni vamos a conseguir lo que no hemos logrado durante todo el curso.














