
En el trabajo o entre particulares, cuando necesitamos traducir un documento, basta que éste esté traducido por alguien que tenga conocimiento de ambos idiomas para que sea válido. Sin embargo, cuando debemos presentar ante la Administración del Estado do de las Comunidades Autónomas un documento en un idioma extranjero, no vale con que haya sido traducido al otro idioma, sino que es necesario que esa traducción haya sido realizada por lo que se conoce como un traductor jurado.
Estos traductores traducen cualquier documento, ya sea un testamento, informe policial, del seguro, certificado de nacimiento, etc.) en cualquier idioma. El requisito de que sea un traductor jurado se debe a que, para que la traducción sea jurada, es decir, válida a efectos oficiales, es necesario que vaya firmada y sellada por el traductor jurado. Dicha firma adquiere validez porque las firmas de los traductores jurados están registradas en el Ministerio de Asuntos Exteriores, a través de la Delegación del Gobierno Civil de la Provincia en donde trabajan.
Trabajar como traductor jurado se consigue mediante dos vías:
- Superar el examen que el Ministerio de Asuntos Exteriores convoca todos los años para habilitar traductores. Estos exámenes tienen lugar en Madrid y constan de cuatro ejercicios de traducción que tienen carácter eliminatorio. Para poder presentarse a estos exámenes es necesario ser mayor de edad, tener un título de Diplomado Universitario, Ingeniero Técnico, Arquitecto Técnico o equivalente, o un título extranjero homologado y tener la nacionalidad española o de algún miembro de la Unión Europea.
- Superando la carrera de traducción, junto con una serie de créditos de la asignatura de traducción jurídica.
Para superar el examen de Traductor jurado existen una serie de cursos en los que el alumno practica los cuatro ejercicios de traducción que se va a encontrar en el examen, así como aprender a traducir textos legales, económicos y periodísticos.































































